La Unión Europea (UE) aplicará a partir de hoy un arancel del 25% a sus importaciones de productos de acero que superen el volumen de una cuota fija, establecida por Bruselas como medida de salvaguardia para proteger esta industria tras la entrada en vigor de los aranceles estadounidenses a este material.
El Diario Oficial de la UE publicó ayer la forma que tomará esta medida, ya anunciada a principios de este mes, y los detalles de su aplicación. La cuota entrará en vigor mañana y se extenderá durante 200 días naturales. El volumen de la cuota se basará en el nivel anual medio de las importaciones de 2015, 2016 y 2017 de los 28 productos a los que se aplicarán las medidas, por lo que cada uno de ellos tendrá un contingente arancelario diferente.
Esta decisión ya fue anunciada a principios de mes por la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, y es una de las muchas consecuencias que está provocando la decisión de Estados Unidos de aplicar un gravamen del 25% tanto al acero europeo como al de otros grandes países del mundo desde el pasado 1 de junio. Un órdago que podría provocar una reacción en cadena ya que hay que buscar un destino al acero que hasta entonces llegaba a suelo americano. De ahí el temor de Europa y de ahí la necesidad de blindarse ante una previsible avalancha de material procedente de potencias como China.
Según se explica en la resolución publicada, el volumen de la cuota se basará en el nivel anual medio de las importaciones de 2015, 2016 y 2017 de los 23 productos a los que se aplicarán las medidas, por lo que cada uno de ellos tendrá un contingente arancelario diferente. Así, por ejemplo, la cuota de importación de las chapas de revestimiento metálico será de 2.115.054 toneladas netas, la de tubos de gas de 185.280 toneladas y la de alambre sin alear, de 393.031 toneladas. Cuando se agoten las cuotas establecidas, las importaciones de estos productos de acero por parte de los Estados miembros quedarán sujetas a un arancel del 25%.
Esta medida, explica la publicación en el Diario Oficial, “evitaría los efectos negativos del desvío comercial para la industria de la Unión y preservaría las fuentes tradicionales de suministro comercial y la competencia efectiva en el mercado siderúrgico”.