Tras un fin de semana tormentoso en las relaciones transatlánticas, los coches europeos vuelven a la actualidad. Bruselas ha prometido una respuesta “rápida” si EE.UU. impone aranceles a sus automóviles. Días antes, la canciller alemana Angela Merkel calificó de “espantoso” que Washington considerase los automóviles europeos importados como una amenaza para la seguridad nacional.
Por boca de una portavoz, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se mostró confiado en que el gobierno de Estados Unidos “respete el acuerdo que concluyeron en verano de 2018 para evitar un deterioro de las relaciones comerciales vinculadas con los coches”.
El domingo, el Departamento de Comercio de EE.UU. envió un informe a la Casa Blanca que podría traducirse en la imposición de tasas suplementarias a las importaciones de automóviles y equipamiento europeas.
En plena gira europea, los líderes demócratas en el Congreso trataron de disipar el temor de que Europa ya no cuenta. Bob Menéndez, senador por Nueva Jersey: “Hay muchas voces en Estados Unidos, también en el Congreso. El mandato del presidente tiene límites, pero el del Congreso no. Así que estas relaciones bilaterales que se basan en una fuerte creencia bipartidista en la alianza transatlántica, en la Unión Europea y en la OTAN continuarán”.
Además de las fricciones comerciales, la conferencia de Seguridad Munich puso sobre el tapete la división creciente entre Estados Unidos y Europa sobre temas que van desde Irán y Venezuela hasta las armas nucleares y el cambio climático.