La tendencia a medio plazo del precio del cobre es claramente alcista, como apuntan los expertos. Desde su mínimo de marzo de 2020, la cotización del metal rojizo se ha disparado alrededor de un 80%, subiendo desde los 1,96 hasta los 3,53 dólares la libra, animado por las esperanzas de recuperación para 2021.
Durante este período de tiempo, la acción del precio se ha movido dentro de un impecable canal ascendente, desarrollando a su paso máximos y mínimos sucesivos más altos, señal de que los compradores mantienen el control del mercado.
Durante este período de tiempo, la acción del precio se ha movido dentro de un impecable canal ascendente, desarrollando a su paso máximos y mínimos sucesivos más altos, señal de que los compradores mantienen el control del mercado.
De todas maneras, el impulso alcista ha comenzado a ralentizarse desde la segunda semana de enero debido a la desaceleración económica provocada por las restricciones para contener la tercera ola de COVID-19 y las nuevas cepas del virus. Esta situación ha desencadenado una caída del cobre cercana al 4,5%, pero no ha cambiado sus perspectivas fundamentales de largo término. En el segundo semestre del año, a medida que se afiance la reactivación mundial, muchas de las materias primas vinculadas al ciclo económico están en buena posición para seguir subiendo.
A muy corto plazo, sin embargo, existe espacio para que la corrección del cobre se profundice. La pérdida de dinamismo de la actividad manufacturera en China, los confinamientos en algunas regiones de la nación comunista y los festivos por el “Año Lunar” en Asia podrían reducir considerablemente la demanda de este metal durante las próximas semanas (durante el Año Lunar, que dura unos 15 días, la construcción y la producción industrial disminuye sustancialmente en China y otros países de la región).