El desarrollo de la Economía Circular, y el compromiso de Europa con las estrategias de ésta, no hacen sino impulsarnos a caminar hacia un sistema económico y social eficiente en cuanto al uso de todos nuestros recursos. La Asociación Española del Aluminio (AEA) afirma que se trata de apoyar, entre todos, el crecimiento inteligente, sostenible e integrador y mirar hacia un futuro en el que, a todos los niveles, el cuidado del medio ambiente juega un papel crucial.
En este sentido, enfatiza Jon de Olabarria, Secretario General de la Asociación, “somos muchos los actores y agentes que debemos mostrar un firme compromiso y encaminar nuestra actividad y nuestras acciones hacia tales objetivos. La industria del aluminio, a la que representamos en gran medida y que representa los intereses de más de 600 empresas del sector, lleva años manifestándose en esta dirección e intentando promover e incentivar el uso de este metal, que cumple con los requerimientos más exigentes y que tanta presencia tiene en nuestra vida cotidiana”.
El sector de la construcción y la arquitectura, por ejemplo, es uno de los principales motores de la industria del aluminio, pero no sólo. Hoy en día el aluminio juega un papel estructural en multitud de otras actividades económicas importantes, tales como el transporte -automóviles, aviones, trenes de alta velocidad, metros, bicicletas, etc.-, el embalaje -papel de aluminio, envases, etc.-, los bienes de uso doméstico -utensilios de cocina y herramientas-, la transmisión eléctrica y un largo etcétera. “Todas ellas, por mencionar algunas, requieren y consumen un aluminio que, sin duda, resulta mucho más eficiente, seguro y versátil que otros materiales alternativos, como el plástico, y que tan lejos quedan ya de poder asumir los principios rectores básicos de la Economía Circular a la que nos encaminamos”, añade Olabarria.
El Secretario General explica que por ello, desde la AEA, entre otras acciones, “nos venimos sumando desde hace tiempo a las cada vez más frecuentes campañas contra el uso del PVC puestas en marcha desde distintas organizaciones ambientales y que, además, han sido recogidas por nuevas voces reputadas (la última la de la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018) con el objetivo de activar la conciencia ciudadana en pro de la reducción de este material”.
No olvidemos que el plástico se ha convertido en un auténtico veneno para el medio ambiente y desde la AEA hacen hincapié en que el aluminio es la mejor alternativa, en base a estudios homologados y armonizados, tanto a nivel nacional como internacional, que demuestran las ventajas de este material.
Cifras que hablan por sí solas
Apenas el 9% del plástico producido y consumido a nivel mundial se recicla. Y un porcentaje muy alto, unas 500.000 toneladas anuales, termina en mares y océanos causando graves daños a la fauna marina.
Según datos de organizaciones como Greenpeace, cada año se producen 500 mil millones de botellas de plástico y una sola de ellas tarda 500 años en descomponerse.
Un simple vaso de plástico tarda en degradarse en el mar alrededor de 75 años, y un hilo de pesca hasta más de 600.
El aluminio es el tercer elemento más abundante en la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio. El plástico, por el contrario, es un derivado del petróleo y el cloro y una única botella de este material necesita un cuarto de su volumen en petróleo para su fabricación. Se estima que, en un año, se utilizan 17 millones de barriles de este combustible para elaborar botellas.
Una lata de aluminio tarda apenas 60 días en producirse, llenarse, distribuirse, consumirse y reciclarse en una lata nueva, lista para comenzar el proceso de nuevo con la misma calidad que al principio del ciclo.
Ventajas del aluminio
Reciclabilidad. El aluminio es 95% reciclable sin merma de sus cualidades y la energía que precisa su proceso de reciclado apenas alcanza el 5% de la energía que fue necesaria para producir el metal inicial. Este proceso de reciclaje puede ser realizado de forma indefinida.
Alta resistencia. Esta propiedad única, tan demandada y valorada, sobre todo, en industrias como la de la construcción y la automovilística, permite cumplir con especificaciones de rendimiento requeridas, reduciendo al mínimo la carga muerta sobre estructuras. Por otra parte, el bajo peso específico del aluminio facilita su transporte y manejo, reduciendo el riesgo de lesiones relacionadas con el trabajo.
Alto poder reflector y conductividad térmica. Debido a esta propiedad, el aluminio es muy adecuado para la industria de la iluminación. Colectores solares de aluminio y reflectores de luz pueden ser instalados para reducir el consumo energético de iluminación, así como la calefacción en invierno. También se pueden fabricar protecciones solares de aluminio que reducen la necesidad de aire acondicionado en verano. Además, el aluminio es un buen conductor del calor, por lo que resulta un material excelente para intercambiadores de calor de sistemas de ventilación, o de colectores solares térmicos.
No es tóxico. Varios estudios han concluido que los productos de aluminio no representan un peligro para los usuarios o el medio ambiente circundante. Los productos de aluminio no tienen un efecto negativo, ya sea en la calidad del aire o en el suelo, aguas superficiales y subterráneas.
Seguro en caso de incendio. El aluminio es ignifugo y se clasifica como un material “no-combustible”. Los tejados industriales y las paredes exteriores, por ejemplo, se construyen, cada vez más, en paneles delgados de aluminio, permitiendo la evacuación del calor y el humo en caso de que se fundieran en un gran incendio.
Cientos de acabados. El aluminio puede ser anodizado o pintado en cualquier color y efecto óptico, utilizando diferentes acabados de superficie, con el fin de satisfacer las necesidades decorativas de cualquier diseñador. El anodizado y lacado sirven también para aportar mayor durabilidad al material y aumentar su resistencia.
Larga vida útil. Los productos de aluminio son resistentes al agua, a la corrosión e inmunes a los efectos dañinos de los rayos UVA. Esto garantiza un rendimiento óptimo durante un largo periodo de tiempo.
Bajo mantenimiento. Aparte de la limpieza por razones estéticas, el aluminio no requiere de ningún mantenimiento específico, lo que se traduce en un ahorro de costes importante y en una ventaja ecológica durante la vida útil del producto.