Ford ha anunciado medidas concretas, que ya había avanzado a finales del año pasado como “decisiones duras”, relativas a diferentes ajustes en su negocio industrial y comercial en Europa. Aunque la previsión podría tener repercusiones en volúmenes de producción de determinado tipo de vehículos y empleo, el comunicado no contemplan ninguna acción relativa a la factoría española de Almussafes (Valencia).
Desde la vertiente industrial, el constructor estadounidense, a través de acuerdos con las respectivas organizaciones sindicales, ha anunciado que se dejarán de producir los modelos C-MAX y Grand C-MAX en la Planta de Ensamblaje y Montaje de Saarlouis (Alemania) ante el descenso de la demanda de este tipo de vehículos en Europa. También el cese de la producción de pequeñas transmisiones automáticas en Burdeos (Francia), que finalizará en agosto de 2019. Por otro lado, Ford está revisando sus operaciones en la sociedad conjunta Ford Sollers, en Rusia, respecto a la que se tomará una decisión en el segundo semestre del año.
“Trabajando colectivamente con todas las partes interesadas, nuestra nueva estrategia nos permitirá ofrecer una línea de vehículos de pasajeros construidos en Europa, dentro de un negocio más saludable y más rentable “, ha afirmado Steven Armstrong, vicepresidente de grupo y presidente, Europa, Medio Oriente y África. En el corto plazo, Ford ha comunicado que está acelerando lacciones clave de acondicionamiento físico y reducción de costes estructurales.
La nueva estrategia europea contempla que cada nuevo lanzamiento del fabricante, a partir del nuevo Ford Focus, incluya una opción electrificada. A esta posibilidad se irá incorporando toda la gama de vehículos desde el Fiesta al Transit, con alternativas híbridas, como el Mondeo que se fabrica en Almussafes, y eléctricas. De forma específica en vehículos comerciales, Ford prevé reforzar sus operaciones en Turquía, a través de su joint venture con Otosan, y abre la puerta a una potencial alianza con Volkswagen en este tipo de vehículos.