El pleno del Parlamento Europeo reclamó a Bruselas un plan de acción urgente para salvar la siderurgia. Los grupos políticos coincidieron en la necesidad de atajar los elevados precios de la energía, que lastran la competitividad de las fábricas, y de aplicar medidas de protección frente al “dopado” mercado chino, que con su sobrecapacidad está inundando de acero barato el mercado europeo y acapara la mitad de la producción mundial de acero.
Tanto los eurodiputados de diferente signo político como la propia Comisión Europea reconocieron en el debate temático celebrado el la sede de la Eurocámara en Estrasburgo la crisis que atraviesa el sector y abogaron por establecer medidas para reimpulsarlo. “Tenemos el objetivo común de que la UE siga siendo el hogar de la industria del acero sostenible que asegure puestos de trabajo de calidad“, señaló la comisaria Helena Dalli después de reconocer que la producción de acero en Europa se ha reducido el 20% en la última década, que el superávit comercial del sector se ha transformado en un déficit de 10 millones de toneladas, que se han destruido 20.000 empleos (quedan 100.000 en el sector) y que en Europa solo se produce el 7% del acero mundial.
“Hay que revertir la tendencia, lo que requiere de más inversiones en nuevos proyectos de acero limpio para que Europa vuelva a ser competitiva en el paisaje de la siderurgia en los próximos años”, afirmó Salli. “Esto está presente en las directrices estratégicas para el próximo mandato de la Comisión, en que la descarbonización de sectores como el siderúrgico tendrá un carácter prioritario”, defendió la comisaria, que negó que “descarbonización signifique desindustrialización”. Sin embargo, la mayoría de los eurodiputados apuntaron que no se puede esperar más tiempo, que es preciso actuar ya. Y entre las señales de alarma citaron las paradas de producción por falta de demanda en instalaciones de ArcelorMittal en Asturias.
Tanto el eurodiputado popular Christian Ehler como el liberal Christophe Grudler (Renovar Europa) pidieron medidas urgentes para reducir el contingente del acero de importación, así como una revisión de las cláusulas de salvaguardia y una investigación “antidumping” en “un mercado inundado por acero con subsidios desleales“. En la misma línea, el socialdemócrata Dan Nica resaltó los elevados precios de la energía y la falta de apoyos para la industria. “Luego está la importación de acero de terceros países que no cumplen unas normas medioambientales que son obligatorias en Europa”, comentó.
También la eurodiputada de los Verdes Terry Reintke puso el foco sobre la lucha contra la competencia desleal y el dopaje de la industria China y destacó la necesidad de abrir mercado para el acero verde. “La industria siderúrgica está en peligro de muerte“, advirtió, por su lado, el eurodiputado de la Izquierda Martin Schirdewan, que reclamó energía “limpia y barata” para reconstruir empresas frente a una industria China “altamente subvencionada” con una producción artificialmente barata.
Mientras, los eurodiputados de los grupos de extrema derecha de los Conservadores y Reformistas (ECR), la Europa de las Naciones Soberanas y los Patriotas por Europa aprovecharon el debate para hacer un alegato contra el Pacto Verde, que consideran perjudicial para el sector del acero por lo que tachan de “exceso de regulación”.
Tras los portavoces, el turno libre de intervenciones lo abrió la eurodiputada asturiana del Partido Popular Europeo Susana Solís, que se refirió a los efectos de la entrada masiva de acero chino en Europa y al riesgo en el que están miles de empleos. “Se necesitan medidas urgentes de defensa comercial y revisar las cláusulas de salvaguarda como están haciendo otros países. Pero también necesitamos medidas para preservar nuestra competitividad porque, no nos engañemos, las inversiones para producir acero verde no se llevarán a cabo si no somos capaces de garantizar que sean económicamente sostenibles y lo sabemos muy bien en Asturias, donde el proyecto de nuestra planta de DRI (el horno de reducción directa de mineral de hierro con hidrógeno verde previsto para Gijón y que ArcelorMittal aún no ha aprobado pese a tener una ayuda de 450 millones) está parado”, señaló Solís antes de demandar precios de la energía competitivos y mecanismos de ajuste en frontera “que funcionen correctamente antes de retirar las asignaciones gratuitas de derechos de emisión”.
El eurodiputado socialista Jonás Fernández no intervino en el Pleno viajaba a Washington como portavoz económico de su grupo parlamentario para participar en reuniones con el FMI y el Banco Mundial pero declaró que “el amplio consenso” existente en el Eurocámara sobre la situación de la siderurgia debe servir como acicate al Ejecutivo comunitario para tomar medidas cuanto antes. “No hay que esperar a que se forme la próxima Comisión, debe actuar ya“, señaló Fernández, que aseguró que “la situación del sector del acero en Europa es crítica y, aunque hemos aprobado programas de ayudas muy ambiciosos para la reconversión del sector, tanto por el lado de las ayudas directas como de la protección de la industria, debemos hacer más”. También insistió en que ArcelorMittal debe “cumplir su compromiso e iniciar ya las inversiones” acordadas para las que hay fondos de la Unión Europea esperando.
Nuevos aranceles al acero
La gravedad de la situación que afronta la industria siderúrgica europea por la debilidad de la demanda interna y la fortísima entrada de acero extracomunitario a bajo precio a consecuencia del creciente exceso de capacidad de la sobredimensionada industria china amenaza con agudizarse por la implantación de nuevos aranceles en algunas grandes economías. Brasil, la mayor economía latinoamericana, ha aprobado la imposición de un arancel del 25% a once productos de acero importado. Las elecciones del 5 de noviembre en EE UU apuntan también a un endurecimiento de la política arancelaria en la mayor potencia del planeta, sobre todo si vence el republicano Donald Trump, que ha sido muy beligerante contra la importaciones. Un triunfo de la demócrata Kamala Harris sería un alivio solo relativo. Harris ha dicho que no impondría nuevos gravámenes a los países amigos y aliados caso de la UE, pero, en un mercado abierto, las decisiones sobre el acero chino supondrán que Pekín intensifique el desvío de sus excedentes hacia Europa y otros países asiáticos, y que como ya está ocurriendo estos últimos intenten eludir la presión de las entradas de acero chino sumando sus excedentes al gran flujo hacia la UE.