China incrementó su capacidad de producción de acero en 2016, a pesar de los cierres llevados a cabo por el Gobierno para atajar el exceso de capacidad de su industria pesada, desvela un informe de Greenpeace. El año pasado, el Gobierno anunció un plan para reducir la capacidad de sus acerías entre 100 y 150 millones de toneladas anuales para 2020, pero un estudio llevado a cabo por Greenpeace y la consultora Custeel, ligada a la Asociación Siderúrgica de China, estima que el país incrementó su capacidad en 36,5 millones de toneladas. De 85 millones de toneladas que China recortó en 2016, sólo 23 millones de toneladas pertenecían a plantas que estaban activas, según el grupo ecologista.
Además, China sumó 49 millones de toneladas en 2016 con la puesta en funcionamiento de plantas cuya producción estaba suspendida y añadió 12 millones de toneladas en nuevos proyectos, a pesar de que el plan los prohibía, detalla el informe.
Agrega que el 80 por ciento de estas operaciones se llevó a cabo en las provincias que rodean a Pekín, y que actualmente lideran los ránking de las zonas más contaminadas del país.
En un momento como el actual, en medio de la crisis global del sector y con la grave contaminación del aire que sigue sufriendo gran parte del país, desde Greenpeace consideran en un comunicado que “no tiene ningún sentido, ni económico ni medioambiental, aumentar la capacidad productiva de acero”.
El carbón y el acero son las industrias designadas por Pekín para iniciar la eliminación de los excesos de capacidad y de las empresas que las autoridades han bautizado como “zombis”, firmas endeudadas y deficitarias que sobreviven únicamente gracias al apoyo de gobiernos locales, si bien los datos difundidos hoy por Greenpeace ponen en entredicho la voluntad del Gobierno de combatir el problema.