Guerrero sustituyó hace cinco años en la presidencia de la organización a Antonio Garamendi y confirmó su cargo en las elecciones celebradas un año después, en 2019, convirtiéndose en el cuarto presidente de la organización tras Carlos Pérez de Bricio, Javier Ferrer y el propio Garamendi.
Guerrero se propone seguir reforzando en este nuevo periodo la presencia institucional y social de CONFENMETAL en representación y defensa de los intereses de la Industria, el Comercio y los Servicios del Metal, y ser vector decisivo de desarrollo para el Sector del Metal, para su estabilidad y su competitividad .
El presidente se ha propuesto nuevas exigencias en los ámbitos en los que se juega el futuro del Sector: la formación, la investigación, el desarrollo y la innovación, la digitalización, la fiscalidad, la flexibilidad laboral, la racionalidad energética, la sostenibilidad, el desarrollo de las infraestructuras, la promoción exterior y el apoyo a la internacionalización, y, sobre todo, la existencia de un marco legal estable y favorable para la actividad industrial decisiva para el conjunto de la Economía Española y el progreso social.
Asamblea Ordinaria
Junto a la Asamblea Electoral, CONFEMETAL se celebró su Asamblea Ordinaria anual en la que se ha repasado la actividad del ejercicio 2022 y se han avanzado los retos a los que se enfrentan la Industria, el Comercio y los Servicios del Metal en el presente año 2023, marcado por un largo ciclo electoral que arranca formalmente en mayo y se cerrará en diciembre.
Y ello, en un momento en el que, tras la crisis sufrida, deben afrontarse reformas imprescindibles, para provocar un punto de inflexión en la Economía Española que permita recuperar una senda de crecimiento sólido y continuado.
En esa encrucijada, la Industria es la actividad que mejor puede nuclear un modelo de crecimiento, sostenido y sostenible, firme y capaz de generar la riqueza que permita mantener un estado del bienestar eficiente y perdurable.
Los últimos años de crisis en la Industria han deteriorado carteras de pedidos y cuentas de resultados, han frenado la creación de empleo y, en algunos casos, han abocado a la desaparición de empresas y a la reducción de segmentos de actividad. Pero la Industria y sus servicios asociados son el primer motor de la productividad y el progreso de una sociedad, el sector más capaz de transmitir dinamismo y competitividad al conjunto de la economía.
Hoy la Industria debe asentarse sobre la innovación y el conocimiento, el impulso de la inversión en infraestructuras, el compromiso con el desarrollo sostenible y el suministro de energía seguro y competitivo. Además, necesita de la aplicación de políticas horizontales -como la laboral, la educativa, la fiscal, la medioambiental o la de competencia- decididas, alejadas de prejuicios, asentadas en la realidad de la sociedad a la que deben servir y adaptadas a la dinámica de los mercados globales en los que las empresas compiten.
Con similares problemas y necesidades a los que sufría antes de la crisis, la Industria necesita que la sociedad asuma que en su actividad está la base económica del proyecto de país que España demanda.